Publicado el Deja un comentario

Cuentos de la niña roja a la Paloma incorrupta sobre la muerte

Ella, vestida de blanco, radiante como el sol, mi amadísima doncella.

«Vuelven a mí las palabras extrañas de la mujer de labios rojos.
Como cada noche.”Domingo 9 Enero 2011

Entre la fatiga de lo conocido y lo excitantemente desconocido aparece la niña, de alma roja, que se había disfrazado de mujer. Llega a ella la Paloma, amante de sueños perfumados para escuchar los desvaríes que le ofreció hace tanto la pequeña.

Jueves 20 enero 2011
Debo arreglar mis maletas, pensaba casi maniáticamente mientras deambulaba por la casa.
Una pequeña molestia rondaba mis ideas. He dejado preparadas las pastillas.

Sostenía por vez primera el cirio entre los brazos.
La luz del mundo.
Iniciábamos el rito de vida y muerte.

“En un instante, en un pestañear de ojos, al toque de la trompeta final.”

El comedor se encuentra tenuemente iluminado por las luces del jardín, juegan las sombras entre sí, conmigo.
Después del paseo con los tomates frescos me he encontrado con una pelota de sal altanera, imposible de esquivar, imposible de escupir, solo ha quedado la opción de tragarla entera.

Amor desesperado de noches de pasión estúpida, de noches desquiciadas.
Ha quedado en silencio.

Silencio. Santísimo silencio del claustro secreto.
Silencio abrazador, cálido. Temeroso de convertirse en locura, en llanto desesperado.
En miedo a la oscuridad.
A lo lejos se perciben las cigarras, los grillos, los hombres mayores tosiendo.

Se escuchan tragos profundos y tenues. El tanque de agua comienza a vaciarse.
El último ruido fue de las palmadas de inicio.
La bofetada del despertar.

Ven y llámame, sedúceme como nunca lo has hecho. Quizá si lo hiciste, pero preferí ignorarlo. Pídeme ser tu esposa, que pretendo aceptar. Júrame amor eterno, felicidad.
Quisiera hablar contigo y creer tus palabras, ser completamente tuya.
La fiesta empieza en el silencio de la novia, que aguarda con ansias el llamado del amado.
La pereza la fatiga, el desgano. El sentimiento del deber no cumplido.
Soy una contradicción única, una paradoja intensa. Lo negro absurdo dentro de lo blanco.

Viernes 21 enero 2011

Empiezo a dudar de nuevo. ¿Qué hago aquí?, ¿qué hago, metida en cualquier lugar?
No armo nada bien, ni lo bueno ni lo malo.
No tengo las fuerzas para disfrutar ni de lo correcto, ni del pecado.

Equivocada, el error es mi droga favorita. Desencajando por pasatiempo.

Perdí uno de mis colmillos en una pelea callejera. Era yo la prostituta de peluca roja que pretendía arrancarle los aretes a la mujerzuela del vestido de leopardo.
Olvidé mis zapatos bajo alguna cama, dejé mis medias negras tiradas en el baño del monstruo de media noche.

“Y si yo diera los bienes de mi casa por el amor,
solo encontraría el desprecio.”

Ha llegado la hora que pretendía negar. El momento de enfrentarse al amado cara a cara. De confesarle las ofensas, las puñaladas que le proferí. De pedirle perdón.
Espero acongojada su desprecio. Su desplante, su rechazo. Tiemblo bajo la idea segura de no ser perdonada por mis errores conscientemente cumplidos. Repetitivamente realizados, osadamente divulgados.

Ha venido a verme sin avisar. Firme en la decisión de aclarar las cosas. Mirar sus ojos ha sido como volver a respirar aire puro después de mucho tiempo de intoxicación. Ansío continuar en este estado, continuar junto a él en el cortejo.

Domingo 23 enero 2011

A ratos olvido, a ratos recuerdo.

Llevo en mi bolso el cepillo de dientes desde tres días atrás, soy como una vagabunda contabilizando las porciones de medias cantidades que debo gastar. Mendigando pápeles de baño, regalándolos en un instante de euforia y frenesí.

Mis maletas, continuo repitiéndome maniáticamente, esperando que así la conciencia despierte.

Dos dólares, un suspiro, un gemido. Un instante de depresión y el show continúa.
Me ha seducido por un instante, pero continúo siendo irracional, débil humana y como la cera de las velas al alejarse de la flama, me enfrío.

Diez minutos encerrada en un baño, me ahorcan las ideas de volver a volar.
Brillan mis sueños tras olas incompletas de los susurros del amado.
Entre ratos grita, entre ratos calla probando mi amor.

Hoy he reído a su lado, después de casi un año de estar escondida bajo las sábanas sin querer mirarle la cara. Hoy soy discreta, soy la niña de sus ojos. Hoy soy fuerte, indiferente. Miento, enfrentando los monstruos de noches lejanas, cobijándolos.
Hoy parezco ser lo que él pretende de mí.

Deja un comentario