
Me agarré, entonces, el cabello,
muy alto con una liga.
Me miraste, te miré.
Me sonreíste, te sonreí.
Qué hipócrita somos, ¿no?
Que asco siento de ti y de mi.
Más aún así, aquí estoy
aguantando algo inmundo.
Hoy empezaré a fingir.
Hoy dejaré de fingir.
Y seguiré siendo sincera a mi misma.
A mi, mi más grande amor, querida.