A veces, días como hoy, siento que dentro de mí hay un volcán. Cuando acercas tu estúpida y falsa boca a mí para besarme con la hipocresía que representa cada centímetro de tu cuerpo dentro, muy dentro de mí se proyecta una de esas fantasías que no le cuento a nadie: blando con rapidez letal y ferocidad de un león mi brazo para estampar mi mano en tu cara. Pero la bofetada solo es el principio, como el inicio del vals es el momento en el que el caballero extiende la mano, yo extiendo la mía para arrebatar lo que tu sueñas que es tu dignidad.
Los bastardos no tienen dignidad.
Me pongo los audífonos y subo el volumen tanto como la poca cordura me permite. Poca cordura tengo. Poca hombría tienes.
Me alejo de ti para evitar dejar aflorar mis deseos, deseos de partirte el rostro, el alma; deseos de masacrarte.
“He takes my hand and whispers:
I\’ll drown when I see you”
En mi cabeza, en mis más oscuros sueños las imágenes se repiten una y otra vez, el tema es el mismo, solo cambian las formas en las que te despedazo, solo cambia la técnica; tu pobre ser es destrozado por mis pequeñas manos.
“He\’s alone in his house out there, far, far away, he sleeps with his eyes open.”