Mes: marzo 2015
Algo diferente
El primer paso
Ese ha sido el primer pensamiento que ha venido a mi cabeza después de que han pasado varios días desde mi última cagada y mis emociones se han acentado.
Este es un nuevo blog en el que me comprometo a plasmar una forma de pensar, y ver al mundo, distinta a la que he estado manejado durante 25 años. Me dispongo a dejar el drama y ver la vida en general como un juego que es divertido jugar.
Sola
Y NADA DE ESO ES VERDAD.
Estoy parada en un pie sobre la línea limítrofe entre la locura y la cordura mientras el viento me mece hacia el precipicio que alberga la más grande agonía de la existencia.
Mi alma. Mi golpeada alma se queja.
Pensar
Me detengo a pensar durante un breve instante, me detengo a reflexionar y recobrar las fuerzas que acabo de perder, nuevamente.
Y, de forma rápida y breve, como una estrella fugaz surcando el cielo, vuelven las ideas atroces a mi cabeza.
Me detengo a pensar, de nuevo. Como si fuera un rito, como si fuera una manía de la que dependo. Me detengo y, nuevamente, busco las fuerzas que, pienso, me hacen falta.
Y a veces se me salta una lágrima, y otras veces me tiemblan las manos y me muerdo los labios. Y, de vez en cuando, solo cierro los ojos dejando que las ideas, las ideas atroces, me posean. Lloro, golpeo e insulto y la cabeza me empieza a dar vueltas.
Me detengo a pensar, cansinamente, de nuevo. Sin estar convencida que hacerlo tenga sentido, sin creer que me sirva para algo. Me detengo a pensar hasta que las ideas pesan en mi cabeza y me duermo.
Sola
Y NADA DE ESO ES VERDAD.
Estoy parada en un pie sobre la línea limítrofe entre la locura y la cordura mientras el viento me mece hacia el precipicio que alberga la más grande agonía de la existencia.
Mi alma. Mi golpeada alma se queja.
Pensar
Me detengo a pensar durante un breve instante, me detengo a reflexionar y recobrar las fuerzas que acabo de perder, nuevamente.
Y, de forma rápida y breve, como una estrella fugaz surcando el cielo, vuelven las ideas atroces a mi cabeza.
Me detengo a pensar, de nuevo. Como si fuera un rito, como si fuera una manía de la que dependo. Me detengo y, nuevamente, busco las fuerzas que, pienso, me hacen falta.
Y a veces se me salta una lágrima, y otras veces me tiemblan las manos y me muerdo los labios. Y, de vez en cuando, solo cierro los ojos dejando que las ideas, las ideas atroces, me posean. Lloro, golpeo e insulto y la cabeza me empieza a dar vueltas.
Me detengo a pensar, cansinamente, de nuevo. Sin estar convencida que hacerlo tenga sentido, sin creer que me sirva para algo. Me detengo a pensar hasta que las ideas pesan en mi cabeza y me duermo.
Uno, dos, tres
Ideas, tengo un revoltijo de ideas en la cabeza. Frunzo el ceño, me muerdo el labio inferior y no me detengo, a pesar de que toda mi boca se impregna de ese sabor ferroso que ya me sé de memoria.
–Uno, dos, tres. Uno, dos, tres. Uno, dos, tres.– Continúo con mi rito, la piel se me pone colorada mientras miro pasar por la ventana del autobús interprovincial la selva. Una casa aquí, mis uñas clavándose en mi piel más acá, el cielo infinito observándome desde al frente.
Vislumbro en el vidrio de la ventana, durante unos segundos, el retrato de una mujer ojerosa, despeinada y triste. Siento asco de ella y evito seguir mirándola pero su imagen se queda plasmada en mi retina. Muerdo con más fuerza mis labios mientras la veo, dentro de mi cabeza, mientras la desprecio en silencio.
–Uno, dos, tres. Uno, dos, tres. Uno, dos, tres.– Repito como si fuera una oración a alguna deidad. Y mi fuera calma mientras veo mi carne viva.