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Para Noia

En los días a que trascurrieron a continuacion el tiempo pasaba lento ocultando la sensualidad de mi cuerpo tras una túnica de preceptos y reglas antiguas.

Yo era un poco atrevida. Me sentía aburrida. estaba ansiosa de que las cosas fueran diferentes, cansada de los sueños que no se cumplían, aburrida de la rutina.

La rutina me había llevado a sus brazos, a los brazos de un amante que poco sabia de amar, que pensaba diferente y deseaba una vida tranquila. Cosas distintas que mi cuerpo burbujeante de hormonas pensaba irrelevantes.
Un amante con limitaciones poco sabe de amar. Poco, cuan poco sabe amar.

Estaba loca, deseosa de deseo, ansiosa de que un poco de adrenalina corriera por mi cuerpo, mi maldito cuerpo que desea vivir.

Noia era una mujer de esas que vive con el fuego en los labios. Era mi modelo a seguir, un poco de su lujuria de vez en cuando impregnaba en mi piel, y entonces yo podía sentir la estática jugueteando en los bellos de mi piel.

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