Me borraste fácilmente, así de fácil es olvidarme. Y a veces yo pienso en ti con nostalgia.
¿Qué demonios esta pasándome? Te extraño.
Hay tanto silencio en mi mente que mis ideas divagan en un inmenso lago hasta suicidarse por el hastío. Eso es lo que soy, hastío, y tu no estás para compartir tu pensamiento, tus hermosos pensamientos conmigo.
Me gusta redundarle al silencio que crece dentro de mí. Entre cariño y nauseas te veo.
Te reemplazo con tantas cosas y esto es solo una mentira, nada te reemplaza.
Creo complejas conversaciones en mi cabeza, y tu dialogo es perfecto, me lo sé de memoria, es idéntico a las conversaciones que tuvimos en el pasado que ya no puedo calcular por que los números crecen tan desesperadamente que me ahogan.
Estoy ahogándome en un mar de llanto, ira y soledad. El vacio eres tú que te fuiste lejos, que huiste de mí.
¿Y si volvieras?
¡Va! Esa, como otras tantas ideas ya la hemos planteado millones de veces. La hemos planteado juntos; tu y yo, en mi mente, en mis conversaciones contigo que tienen tinte de monólogo.
Estas lejos, y te detesto por eso.
Somos de esos que huyen de los sentimientos. Huiste de mí. Huí de ti en tu huida.