Tengo las manos llenas de colores, de fragmentos de sueños.
El tiempo podría destruirme. Si no fuera por el paso del tiempo mi mente explotaría.
La misma historia se repite un millón de veces en mi cabeza. Lo cuenta un hada mientras nos lanza escarcha. Todo es escarcha. Estoy flotando en escarcha. Hay una chica sobria riendo, ríe como tonta. Nunca he hablado con ella pero creo que ya no es necesario hacerlo, me cae mal.
Estoy navegando en un mar 3d, dando vueltas en olas de patrones con texturas. Puedo percibir color inimaginables y acariciar sensaciones inimaginables. Todo es hermoso.
12:38 am
Otro dulce y extraño momento de paranoia. Otro momento de angustia. ¿Y si mando mal un mensaje? ¿Y si le digo a “quién no debo” que por mi sistema corre una cantidad increíble de alucinógenos?
1:24 am
Hambre, eso es lo único que siento. Todo huele a metal, a gas. El olor es asfixiante, pesado, denso. Dime la hora, ¿qué hora tienes? La hora, nosotros nos regimos por la hora.
1:25 am
1:27 am
La historia siempre es la misma, llena de colores e ideas que no termino de completar. Y mientras tanto unas voces, “ellos”, hablan al otro lado de la sábana. Estoy escondida sintiendo la textura inmensa e infinita de la sábana que cubre mi cuerpo. Mis ojos, no se que miran, las ideas surcan rápido por mi cabeza. He creado 2.000 historias entre mis dedos, estoy hablando con 300 personas al mismo tiempo. Todo dentro de mi cabeza.
2:42 am
Mi vagina, quema, arde. Está burbujeando deseo. Está fuera de control, necesita sexo. Puedo sentirla en carne viva dando gritos desesperados. Necesita amor, aunque más necesita sexo salvaje.
Hay una corriente que baja desde mis mejillas hasta mis pies, se ha olvidado de mi ombligo. ¿Dónde está mi ombligo? ¿por qué no siento calambres en mi ombligo?