En algún momento te dije aquellas palabras que no debí decir jamás. Hoy me embarga la tristeza de nuevo, hoy puedo verme a mi misma colapsando sobre el cadáver de siempre.
No hay nada dentro de mí. Se han destruido todas las emociones que quizá nunca debieron existir. Hoy es otro día, otro instante triste. No puedo evitarlo, estoy lejos de todo; y la ira, la angustia y el fastidio burbujean en mis entrañas.
Ahora veo con claridad que la distancia es relativa, que quizá jamás consiga alejarme lo suficiente. Te veo en cada bar, en cada beso, te veo en cada barquito de papel. Los recuerdos son tantos que no cesan, la confusión es tanta que no te alejas.
Me he levantado de la cama cansada de fingir que estoy muerta, aunque en realidad si lo estoy. Estoy intentado algo, pretendiendo algo, creyendo. Doscientas horas se vuelcan sobre mí, intento no meterme en problemas pero en difícil, tengo una guerra en mi interior, un sin número de sensaciones inconformistas que no me permiten avanzar.
No te estoy mirando, aunque si lo hago. No te llamo, aunque lo intento y parece tan fácil evitar caer de nuevo entre tus brazos.
Me he levantado de nuevo, intentado convencerme de que al fin te he quitado de mí.