Me recuesto sobre la cama para poder ver su rostro por completo mientras él me habla de las cosas que habían pasado, de nuestra historia, de lo que habíamos sido. Mientras yo recuerdo cómo lo había querido.
Llevamos un shot de tequila, dos, quizá tres. Pierdo la cuenta, empiezo a perder el control.
Empiezo a revivir, a sentir de nuevo. Quiero abrazarlo, que me posea, mi lujuria tiembla y luego solo soy vacío de nuevo. Mi cabeza revive los recuerdos: todo empezó con un sueño, un par de dibujos y juegos sin sentido. —Todo empezó con sexo.— me dice con tranquilidad.
Recorre mi espalda con su mano, me desabrocha el sostén y acaricia mis piernas mientras las manos le tiemblan. Me dejo llevar, me permito sentir y que cada sensación me ayude a recordar. Acaricia mis costillas, juguetea con el nacimiento de mis senos mientras mis piernas acarician las suyas.
Su rostro y mi rostro juntos, de nuevo, después de tantos años. sus labios, acercándose, intentando quebrarme, intentando poseerme. Sus manos tan calientes.
-Cian 49
Me aferro con fuerza a su pecho, como en el principio. Puedo escuchar su corazón latir con fuerza y rapidez dentro de su caja torácica. —¿Esto es felicidad?— susurra una niña en mi cabeza. Entonces los recuerdos estallan en mi cerebro gritando, gimiendo, llorando. Las lagrimas, las discusiones, las traiciones. Todo se atasca en mi cerebro, todo vuelve, el dolor vuelve, exactamente igual, corre por mis venas las desolación. —Él no tiene corazón me susurra una mujer en lo más profundo de mi cabeza— esto no es felicidad.
Me pide una y otra vez que me quede a dormir, que me quede con el esa noche, toda la noche. Que duerma con él. Y la tentación es inmensa, doy una vuelta tras otra en la cama, en sus brazos, sobre su cuerpo. Miro sus ojos, siento su respiración. La tentación aumenta.
-Cian 49
Me dice que ha cambiado, que todo podría ser mejor. Intento creerle, me gustaría querer creerle.