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Una noche

Podría volver a ti, correr a tus brazos de nuevo y quedar prendada de ellos para siempre jamás. Podría convencerme de que eres “eso” que estoy buscando. Que tienes todo lo que necesito, y que al fin logré armar mi rompecabezas.Y luego tú solo, tú y los mil y un demonios que llevas dentro me abofetean en la cara recordándome que eres el peor de los errores que jamás podría o volvería a cometer.

Una noche. Estoy plantada frente al espejo encarándome, cuestionándome. Dando vueltas sobre las ideas compulsivas que no me permiten que deje de preguntarme ¿qué diablos estoy haciendo?

Una noche, nuevamente, estoy moviendo las manos desquiciadamente, mordiéndome el labio inferior, mirando al techo esperando que las grietas me suelten las respuestas al centenar de preguntas que tengo acumuladas en el pecho.

—Podría volver a ti— Le susurro a mi reflejo imaginando que me escuchas, y me conmociona darme cuenta que lo estoy considerando. —Realmente ¿podría tenerte a mi lado para siempre? —

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