En Ecuador celebramos el fin de un año con un ritual de fuego, pirotecnia y ceniza.
Construimos un monigote de papel, azerrrín, madera, cartón y a veces ropa vieja a quien llamamos “El Año Viejo”. A las 00H00 del 1ero de Enero cada familia sale de su casa con su “viejo”, lo apila junto a los monigotes de los vecinos, les lanzan gasolina, juegos pirotécnicos (camaretas, diablillos, metralletas, volcanes, rosas chinas, tumba casas, etc) y le encienden fuego.
Para algunas personas “El Viejo” representa las cosas negativas que desean dejar atrás del año que está terminando. Para otros es el inicio de una nueva época que, con el fuego, consagran para que venga con cosas buenas, abundancia y éxito.
Algunas personas patean a su “viejo” antes de quemarlo como símbolo de la liberación de las cosas que no fueron como esperaban y como abren espacio para nuevas bendiciones. Otros hacen un viejo y lo llenan de billetes falsos con la intención de atraer fortuna para el próximo año.