No recuerdo cuanto tiempo ha pasado, ni recuerdo cuando fue la última vez.
Extraño cada sensación, extraño cada palabra. Hoy solo soy angustia.
He perdido las horas del día en largos suspiros.
Tú no estás, y tu maldita gana de joderme sigue aquí.
Te he escrito tantas historias, tantas cartas y tantos poemas que ya perdí la cuenta. Te he escrito tanto que preferí perder la cuenta para no sentirme tan miserable.
No termino de entender, ni termino de sentirme conforme con todas las cosas que han pasado. No termino de respirar tranquila. Es otro día, otra maldita noche lejos de ti. Tus ojos, que me miraban con pertenencia se han ido y yo, que fácilmente resbalo, sigo aquí.
Llevo tantas horas conectada a Internet que siento que la vida se me escapa en cada letra. La maldita gana de sentirme segura me devora. Y tú, mientras mi cordura se escapa, sujetas la cintura de la amante de turno.
Silencio.
Inmediatamente, después de beber un vaso de ron, nos besamos con frenesí, con tranquilidad y locura. No eres tu el que me presiona contra la pared y eso ya no es tan importante.
-¡DETENTE!- Algo en mi cabeza tiene miedo.
-¡CONTINUA!- Algo en mi interior no quiere parar.
Cada beso desabrido es una llamada, una de esas tantas que lograba hacerte en un minuto. Cada caricia torpe es la nostalgia corriendo por mi piel.