Llevo un poco más 3 semanas atorada en una idea. Sin ganas, con miedo.
Llevo 3 horas envuelta en incertidumbre. Soy capaz de percibir el dolor de una forma diferente a la convencional. No puedo dormir por el dolor, ni dejar de llorar. Soy angustia una vez más.
Me he colmado de desesperación e ideas caóticas. Estoy cansada de tanto sufrimiento. He puesto frente a mi una serie de opciones para cerrar mis caminos. No hay nada, en mi interior, que comprenda el significado de la paz.
La alarma suena 3 veces cada hora dando por sentado que morfeo me ha abrazado esta noche. Desquiciandome. Solo es uno de los soldados que se encargan del repertorio de torturas de hoy. Continúo dando vueltas en círculos, intentando convencerme que el dolor es mental, esperanzada en la idea de que todo saldrá bien.