Las lágrimas ruedan por mis mejillas,
El dolor late en mi pecho,
Quema en mi pecho.
El dolor me consume por dentro.
Navego en la soledad
de un corazón que no recibe el mismo amor que da.
Navego en la agonía de un corazón abandonado,
traicionado.
Silencios,
mi vida está colmada de silencios,
de secretos,
de disculpas no dadas,
de halagos jamás recibidos.
Silencios.
He habitado en el silencio tanto tiempo,
tantos años y me ha consumido,
me ha desmoronado.
¿Cómo se detiene este dolor?
¿Cómo se detiene este sufrimiento?
¿Qué hacemos ahora?
¿Cuál es el siguiente paso?
¿Cómo se encuentra la felicidad
en este insondable abismo de desesperación?
Las mismas preguntas de siempre.
El mismo dolor de siempre.
¿Hacia dónde ir?
¿Cómo salir de aquí?
Hay una tristeza, profunda y honda,
que habita en mi desde que tengo memoria.
desde que soy consciente.
Y ahora, el dolor tiene sentido,
tiene nombre e identidad.
Puedo ver a mi tristeza a la cara,
puedo reconocerla,
saber qué la despierta y cuál es su hogar.
Puedo ver mi tristeza, saber su origen,
y saber que no tiene calma ni final.
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