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La voz que siempre me acompaña I

(4 de Diciembre de 2008)

Mi respuesta a su pregunta es sí.

Levanta la cara bella,
Dice la voz que siempre me acompaña.

Y gota a gota la negrura de mis ojos se escapa.

Se pierde entonces la sinfonía de la vida,
Se va entonces la pequeña hada…

Si supiera como sentir dicha todo sería mejor,
Si supiera como matarlo quizá ahora no sufriría por su maldito amor.

Y mis ojos buscan ese cariño en sus ojos,
Ese cariño que no existe,
Para mí.
Ese cariño que no existirá.

Para él todo es fácil,
Él, fuerte, que contra el mundo puede solo.
Para mí cada cosa es una muerte más,
Yo, débil, que con mi vida no puedo lidiar.

Hoy,
Con la vida hecha mil pedazos él me pide que me vaya.
Hoy,
Sin motivo ni razón,
O quizá con ellos,
Me di cuenta que es mejor dejar de mirarlo.

Hoy no veo nada donde sea que él esté.
Hoy aquella marca duele más.
Hoy ni el magenta me da vida.
Hoy ni el veneno me puede matar.

Mi respuesta a su pregunta seguirá siendo sí,
Hasta que amanezca,
Hasta que llegue el ocaso,
Hasta que el sol deje de brillar.

Y entonces ese día la voz de él morirá.

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