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Añoranza

He llorado tu nombre miles de veces y he perdido la cuenta.

He escrito poemas, cuentos, cartas que nunca verás.

Me consume el silencio, la incertidumbre de saber si piensas en mi.

Me consume la ansiedad, el dolor.

La añoranza es un vicio, una delgada y yo dependo de ella. ¿Quién soy si no te extraño? ¿Quién soy si no te pienso?

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Ansiedad I

Ideas, ideas, ideas.

Dejo que el nerviosismo me posea, que el miedo me detenga. Dejo que el tiempo se me escape de las manos.

Muevo las piernas con frenesí, miro de un lado a otro. Me desconcentro.

Otra vez, de nuevo. Una vez más, una y otra vez. ¿quién soy? ¿quién estoy pretendiendo ser? Otra vez, de nuevo las ideas me detienen, el miedo me hace suya.

Ideas, dan vueltas en mi cabeza las ideas. Me estoy limitando yo sola. El miedo.

-¡DEJA DE HACER DRAMA!- Está esa voz retumbando en mi cabeza, están esos ojos furiosos mirándome. -Deja el drama- surruro y parece que el corazón se me fuera a salir por la boca. -Drama- Repito -Drama- vuelvo a repetir.

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Angel caído

“Sparkling angel I believed
You are my savior in my time of need.”

Me recuesto sobre la cama para poder ver su rostro por completo mientras él me habla de las cosas que habían pasado, de nuestra historia, de lo que habíamos sido. Mientras yo recuerdo cómo lo había querido.

Llevamos un shot de tequila, dos, quizá tres. Pierdo la cuenta, empiezo a perder el control.

“Ahora veo con claridad que la distancia es relativa, que quizá jamás consiga alejarme lo suficiente.” Tristeza

Empiezo a revivir, a sentir de nuevo. Quiero abrazarlo, que me posea, mi lujuria tiembla y luego solo soy vacío de nuevo. Mi cabeza revive los recuerdos: todo empezó con un sueño, un par de dibujos y juegos sin sentido. —Todo empezó con sexo.— me dice con tranquilidad.

“¿Esto es lo que soy? 
¿Es aquella fantochada nuestra vida?”

Recorre mi espalda con su mano, me desabrocha el sostén y acaricia mis piernas mientras las manos le tiemblan. Me dejo llevar, me permito sentir y que cada sensación me ayude a recordar. Acaricia mis costillas, juguetea con el nacimiento de mis senos mientras mis piernas acarician las suyas.

Sujeta con fuerza el nacimiento de mi cabello y da tirones hacia atrás. Suelto un gemido que lo incentiva a continuar, tira una y otra vez con fuerza mientras los gemidos se escapan de mi boca, mientras mi pelvis se suelta.

Su rostro y mi rostro juntos, de nuevo, después de tantos años. sus labios, acercándose, intentando quebrarme, intentando poseerme. Sus manos tan calientes.

“¿Quién lo detendrá?, 
¿Quién me detendrá?” 
-Cian 49
“I still remember
The smile when you tore me apart.”

Me aferro con fuerza a su pecho, como en el principio. Puedo escuchar su corazón latir con fuerza y rapidez dentro de su caja torácica. —¿Esto es felicidad?— susurra una niña en mi cabeza. Entonces los recuerdos estallan en mi cerebro gritando, gimiendo, llorando. Las lagrimas, las discusiones, las traiciones. Todo se atasca en mi cerebro, todo vuelve, el dolor vuelve, exactamente igual, corre por mis venas las desolación. —Él no tiene corazón me susurra una mujer en lo más profundo de mi cabeza— esto no es felicidad. 

“What is the reason, the thorn in your eye?”

Me pide una y otra vez que me quede a dormir, que me quede con el esa noche, toda la noche. Que duerma con él. Y la tentación es inmensa, doy una vuelta tras otra en la cama, en sus brazos, sobre su cuerpo. Miro sus ojos, siento su respiración. La tentación aumenta.

“Me juegas sucio, 
Y con mi propio pincel me atacas.”
-Cian 49

Me dice que ha cambiado, que todo podría ser mejor. Intento creerle, me gustaría querer creerle.

“It was all just a lie.”

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Delirium

Martes 25 enero 2011

El nombre de su madre era suave como la flor del algodón.
Por las noches la cobijaba en su pecho amorosa, protectora.

Punto uno:
Dentro del manicomio.
Me he rodeado de gente extraña, maniáticos, esquizofrénicos, personajes con delirio de persecución, megalómanos, mitómanos, histéricos, pirómanos, psicópatas, sociópatas, paranoicos.

Estoy escondida tras las paredes acolchonadas

Punto dos:
Redacción del estado natural.
Respiro.
Empiezo a contar.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis.
Pausa.
La mujer habla, cierro los ojos, respiro lentamente.

“Se representar muy bien mi papel de obsesiva-compulsiva.”
Continuo contando: dieciséis… veintidós… treinta…

“No falta mucho para que estalle, lo sé.”

Punto tres:
Dicotomía pensamiento – realidad. Actos.
Continúo en el capitulo número uno y no hay nada, solo letras sin gracia.

Recordé por un instante el Ave María, con su melodía desquiciante/tranquilizante. Buscando algún tipo de iluminación.

Por un instante llegó a mí la consciencia y la reflexión de la vida. He despertado.

Sesiones de migraña en la tertulia de los días pasados.

Punto cuatro:
Reflexiones estúpidas fuera de lugar.
Hacer lo correcto, esas son las decisiones erróneas de los sabios.

He caído en cuenta de que ambos estamos tirados en el mismo agujero, pretendiendo darnos aliento mutuamente, empujándonos, intentando salvarnos.

Punto cinco:
Migraña nivel 2 1/4.
La duda y el desosiego. La ironía. El descontrol. Que se detenga suplica con los labios húmedos, con el corazón a punto de explotar.

Historias cortas, mentiras cortas.
Pausa.
Intentamos, pretendemos fulminar al animal.

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Cuentos de la niña roja a la Paloma incorrupta sobre la muerte

Ella, vestida de blanco, radiante como el sol, mi amadísima doncella.

“Vuelven a mí las palabras extrañas de la mujer de labios rojos.
Como cada noche.”Domingo 9 Enero 2011

Entre la fatiga de lo conocido y lo excitantemente desconocido aparece la niña, de alma roja, que se había disfrazado de mujer. Llega a ella la Paloma, amante de sueños perfumados para escuchar los desvaríes que le ofreció hace tanto la pequeña.

Jueves 20 enero 2011
Debo arreglar mis maletas, pensaba casi maniáticamente mientras deambulaba por la casa.
Una pequeña molestia rondaba mis ideas. He dejado preparadas las pastillas.

Sostenía por vez primera el cirio entre los brazos.
La luz del mundo.
Iniciábamos el rito de vida y muerte.

“En un instante, en un pestañear de ojos, al toque de la trompeta final.”

El comedor se encuentra tenuemente iluminado por las luces del jardín, juegan las sombras entre sí, conmigo.
Después del paseo con los tomates frescos me he encontrado con una pelota de sal altanera, imposible de esquivar, imposible de escupir, solo ha quedado la opción de tragarla entera.

Amor desesperado de noches de pasión estúpida, de noches desquiciadas.
Ha quedado en silencio.

Silencio. Santísimo silencio del claustro secreto.
Silencio abrazador, cálido. Temeroso de convertirse en locura, en llanto desesperado.
En miedo a la oscuridad.
A lo lejos se perciben las cigarras, los grillos, los hombres mayores tosiendo.

Se escuchan tragos profundos y tenues. El tanque de agua comienza a vaciarse.
El último ruido fue de las palmadas de inicio.
La bofetada del despertar.

Ven y llámame, sedúceme como nunca lo has hecho. Quizá si lo hiciste, pero preferí ignorarlo. Pídeme ser tu esposa, que pretendo aceptar. Júrame amor eterno, felicidad.
Quisiera hablar contigo y creer tus palabras, ser completamente tuya.
La fiesta empieza en el silencio de la novia, que aguarda con ansias el llamado del amado.
La pereza la fatiga, el desgano. El sentimiento del deber no cumplido.
Soy una contradicción única, una paradoja intensa. Lo negro absurdo dentro de lo blanco.

Viernes 21 enero 2011

Empiezo a dudar de nuevo. ¿Qué hago aquí?, ¿qué hago, metida en cualquier lugar?
No armo nada bien, ni lo bueno ni lo malo.
No tengo las fuerzas para disfrutar ni de lo correcto, ni del pecado.

Equivocada, el error es mi droga favorita. Desencajando por pasatiempo.

Perdí uno de mis colmillos en una pelea callejera. Era yo la prostituta de peluca roja que pretendía arrancarle los aretes a la mujerzuela del vestido de leopardo.
Olvidé mis zapatos bajo alguna cama, dejé mis medias negras tiradas en el baño del monstruo de media noche.

“Y si yo diera los bienes de mi casa por el amor,
solo encontraría el desprecio.”

Ha llegado la hora que pretendía negar. El momento de enfrentarse al amado cara a cara. De confesarle las ofensas, las puñaladas que le proferí. De pedirle perdón.
Espero acongojada su desprecio. Su desplante, su rechazo. Tiemblo bajo la idea segura de no ser perdonada por mis errores conscientemente cumplidos. Repetitivamente realizados, osadamente divulgados.

Ha venido a verme sin avisar. Firme en la decisión de aclarar las cosas. Mirar sus ojos ha sido como volver a respirar aire puro después de mucho tiempo de intoxicación. Ansío continuar en este estado, continuar junto a él en el cortejo.

Domingo 23 enero 2011

A ratos olvido, a ratos recuerdo.

Llevo en mi bolso el cepillo de dientes desde tres días atrás, soy como una vagabunda contabilizando las porciones de medias cantidades que debo gastar. Mendigando pápeles de baño, regalándolos en un instante de euforia y frenesí.

Mis maletas, continuo repitiéndome maniáticamente, esperando que así la conciencia despierte.

Dos dólares, un suspiro, un gemido. Un instante de depresión y el show continúa.
Me ha seducido por un instante, pero continúo siendo irracional, débil humana y como la cera de las velas al alejarse de la flama, me enfrío.

Diez minutos encerrada en un baño, me ahorcan las ideas de volver a volar.
Brillan mis sueños tras olas incompletas de los susurros del amado.
Entre ratos grita, entre ratos calla probando mi amor.

Hoy he reído a su lado, después de casi un año de estar escondida bajo las sábanas sin querer mirarle la cara. Hoy soy discreta, soy la niña de sus ojos. Hoy soy fuerte, indiferente. Miento, enfrentando los monstruos de noches lejanas, cobijándolos.
Hoy parezco ser lo que él pretende de mí.

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Jueves 13 de Enero 2011

Sí, generalmente me demoro un mínimo de 4 horas para pintarme las uñas. Intentare que esta vez queden algo decentes. Es apenas la 1:47 am, el teclado lleno de polvo empieza a reventarme los nervios, nervios que siempre están alterados, cabe recalcar. Me han llamado histérica más de una vez, podría creer que es cierto. Siendo racional, en ciertas cosas lo soy, en otras simplemente dejo florecer mi lado animal, ya no dudo de mi histeria.
Momentos como este, donde se supone que hago deberes frente al computador han dejado sus marcas firmes en mí. Ojeras oscuras, migrañas constantes, ojos hinchados por el llanto constante, reflexiones que intentan ser objetivas, ideas, planes que no cumplo por idiota, desordenes de sueño y alimenticios.
El reloj avanza y sigo con media paginada diagramada. Miserable, ha sido la palabra que me ha identificado desde meses atrás. A mis espaldas escucho el ligero murmullo del televisor prendido, quisiera estar allá, descansando, perdiendo el tiempo, aunque ya lo pierdo, pero cómoda.
Si, suavemente empieza a aumentar el dolor de cabeza, aun es soportable, aun es quedito como los pasos de un niño que pretende ocultarse. Aun hay esperanzas que de la misma manera que llego se detenga, sin que lo note.
Nuevamente he caído en su dominio. He pecado contra Dios, defraudado a mis padres que aun no lo saben. Soy indigna. Y eso, que en otros momentos parece no importarme, ahora, en este instante de desesperación y depresión me atormenta como los mosquitos del verano.
Tonterías. Me prometí a mi misma un sin número de cosas que estúpidamente aun no encuentro la forma de cumplir.
Hace días que no twitteo de forma regular, al momento he perdido dos followers, y creo que eso ira en incremento, pensaría que las ideas se me han fundido, o que quizá ya me encontré una vida más entretenida que estar tras la computadora. No, ninguna de las dos, mis ideas siguen iguales o más audaces que en otros momentos, mi vida sigue quizá de la misma manera, escondida tras el delineador y el corrector de ojeras. He perdido las ganas de cualquier cosa, de cualquier burla, crítica o grito de verdades ahogadas. Enferma, me escondido entre mis almohadas, temerosa de recaer llevo dos días llegando temprano a casa para evitar cualquier inconveniente. Me he dedicado a hacer operaciones estúpidas en la calculadora. Escribir palabras sueltas. Derramar una que otra lagrima. Fingir cortesía y buen ánimo. Ya ni ganas de pintar tengo. Continuo en la segunda página del primer capítulo del libro, y no sé qué hacer en ella. Seca de ideas.
Nuevamente canciones estúpidas rondan mi cabeza frenética y fácil de seducir. Al menos ahora el master tiene un par de viñetas y la numeración de página. Al menos.
Si, bastaba hablar con la iletrada para que todas las ideas en mi se revolvieran. Para que me desesperara de nuevo, para que volviera al estado de fastidio, odio, asco y paranoia que bien puedo representar. A veces quisiera ser como los españoles en su día de cólera.
Entre ratos siento el vientre duro y con ganas de ponerse a joderme la paciencia de nuevo, empiezo a sentir hambre, a creer que el cansancio empieza a aparecer.
Y dieron las tres. Al final nunca pase el nivel.
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La mujer de Labios Rojos

Vuelven a mí las palabras extrañas de la mujer de labios rojos.
Como cada noche.

Antes de él, ella usaba bigote y por las mañanas lucía un particular aliento agrio.
Telarañas le decoran los ojos. Líneas rojas le surcaban las piernas.

Se ha cansado de esperar que alguien la mire con deseo,
y ni siquiera a ella le agrada quedarse a solas con sus pensamientos,
con su reflejo manchado.

Está muerta, y eso ya nadie lo niega, estéril.
Hambrienta de pecado.
Esa mentira que alguien, algún día rojo atrás le prometió, hoy, bajo sus canos cabellos todo se extinguió.

Se recuerda ansiosa.
Se sabe, sobre la cama, sola.

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Contando el Tiempo

“Pensé que todo estaba bien.”

Retumban aún sus oídos, han pasado 5 minutos que sienten eternos. No está conforme. Sus cabellos ondulantes juegan con el viento llenando su cerebro de ideas extrañas. Realidad, fantasía; ahora todo es lo mismo, ambas la hacen sentir más abrumada con el nacimiento de una nueva idea. —Estas sola— se dice en el silencio que llena su alma que no conoce palabras que le alimenten, que la estremezcan. —Sola y miserable— se repite ocultándose tras la sombra de algo irreal.

Son las 2:11 de la mañana, y entre sus ideas y sentimientos miserables, deprimidos y angustiosos, se ha intentado armar de valor para degollar al monstruo. Pretende convertir en reales las palabras que aun no tienen sentido en su cabeza. Pretende ser una mujer de bien que anhela ser, en lo que le sea posible.

Lo lógico no es lo que disfruta, pues es obvia su esencia masoquista e irremediablemente estúpida. No sabe qué hacer. Le suplica a una infinidad de dioses que la ayuden, que la salven de la locura de saberse públicamente idiota, de conocerse débil, vulnerable y hambrienta.

No puede darse el lujo de perder el tiempo que ha desperdiciado ya tantas veces, más aun así, a su cuerpo, ardiente en locura, lo dominan los rastros de razón que aún le quedan.
Se ha contradicho innumerables veces. Vuelto a caer como adicta que no supera la sustancia que la domina. Animal que no entiende que es momento de detenerse. Debe parar.

Han pasado 10 minutos y aún le arde la cara de la vergüenza, de la ira. Por estar ebria. Por los golpes que ha permitido que le maquillen el dolor.

Sola y miserable la marean los fantasmas de sus errores. Se ha vuelto dependiente de hacer las cosas mal. No es tan sencillo olvidar y perdonar traiciones, y si estas llevan consigo hechos tangibles, mas difícil se vuelven.

La bofetada le ha sacudido las ideas. Ha dado el primer paso a la pendiente, y aún es incapaz de dar el primer paso para arreglar las cosas. Es más sencillo, según su razón dormida, hacer lo incorrecto que enmendar cualquier cosa.

Pide perdón a las paredes que la rodean, sabiendo que estas jamás le responderán, le habla a esa voz que intentó matar, suplicándole que despierte, que no la deje morir de sed.

“Dejas de sentirte miserable el instante en el que empieces a hacer algo
y te des cuenta que es productivo.”