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Sobre independendizarse, 7 razones para vivir solo

*Photo by Julian Hochgesang on Unsplash

Lo que me motivó a vivir sola.

Me fui a vivir sola en el 2018. Lo hice para crecer, por salud mental.

Y aún siento la necesidad de aclarar que me fui a vivir SOLA, no con un novio, o amiga.
Al principio, cuando le contaba a las personas sobre este gran hito en mi vida todas asumían que mi (en ese entonces) novio vivía conmigo. A todos se les hacía extraño que decidiera salir de la casa de mi mamá para estar sola en un departamento, y no para estar con mi pareja. Nadie comprendía que yo anhelara soledad e independencia. Cosas de la sociedad religiosa y conservadora en la que vivo no termina de concebir: “una mujer sale de su casa casada o nunca sale”.

Pero para mí el punto siempre fue claro: me fui a vivir sola porque quería aprender a ser independiente antes de pensar en vivir con otra persona.
Quería saber de qué era capaz y de qué no era capaz, habitar con la soledad, descubrir cuáles serían las reglas para mí en esta nueva vida. No deseaba transitar de ser hija a ser pareja. Como si pasara de “pertenecer a mis padres”, a “pertenecer a una relación”. Quería pertenecerme a mí misma. Veía la necesidad de saber quién era yo sin otros. Y así lo hice, viví sola 1 año y 2 meses.

Vivir sola fue un viaje. Pasé de la casa de mi madre a un departamento pequeño con 2 ambientes, y totalmente vacío. No tenía nada, ni siquiera una cama. Pero también fue un viaje para madurar.

*Estas fotos son del día que dejé el departamento de 2 ambientes y me mudé con Fran a una casa. En las cajas están las pocas cosas que tenía cuando llegué.

Había sido una hija durante 28 años, no había administrado una casa nunca. Y no se me había ocurrido que para vivir solo se necesitan cosas, y no hablo solo de actitudes como responsabilidad, organización y valentía. También se necesitan cosas materiales como una cama donde descansar, toallas para el baño y una cocina para preparar alimentos. Y como ya dije, yo no tenía nada.

Nunca antes del día que me mudé se me había ocurrido que era necesario comprar una cama, ¿para qué quería yo comprar una cama propia si ya había una donde dormir en casa de mi mamá?, ¿dónde consigo una mesa a buen precio? Eran cosas tan básicas que no se me había ocurrido pensar en ellas, como “hija” lo había dado por sentado todo. Como si solo pestañear hiciera que aparecieran las cosas en la casa. Sin embargo si tenía libros, cuadernos de dibujo y lápices por montón.

*Páginas de mi diario ilustrado cuando me independicé.

¿Tenía miedo? Por supuesto que sí, tenía miedo todo el tiempo. El primer mes fue difícil y a pesar de era algo que deseaba profundamente me sentía sola y el silencio del departamento me aterraba.

La primera noche el sonido de los árboles no me dejaba conciliar el sueño, las sirenas a lo lejos avecinaban peligro. El movimiento de las celosias de vidrio cuando pasaba un auto me recordaban el terremoto del 2016 en Ecuador. Sin embargo sabía que no había marcha atrás, que aunque fuera incómodo al principio era lo que había deseado durante mucho tiempo.

*Páginas de mi diario ilustrado cuando me independicé.

Después de un tiempo me acostumbré tanto a la soledad que cuando me casé y empecé a vivir con Fran me parecía extraño que alguien más estuviera en mi casa todo el día. Aún me sentía como anfitriona.
Al final el miedo menguó y adapté ese pequeño departamento vacío en mi hogar.

El 10 de agosto del 2018 fue mi grito de independencia y a días de cumplir 3 años de este suceso rememoro el camino transitado.

7 razones para vivir solo en algún momento de tu existencia:

  1. Es la oportunidad para volverse independiente. ¿No sabes lavar la ropa? ¿No te gusta ir a la tienda? ¿No tienes idea dónde están las medias recién lavadas? Una de las principales ventajas de vivir solo es que te vuelves una persona independiente, aprendes a llevar tu mismo tu vida.
  2. Desarrollarás confianza en ti mismo. Llegará el momento en el que sabrás que tu mismo puedes resolver cualquier inconveniente que te encuentres en el camino. Esa necesidad por que alguien te diga qué hacer, cómo hacerlo o dónde hacerlo terminará. Con prueba y error aprenderás cómo se hacen las cosas y que puedes encontrar solución a cualquier inconveniente que se presente.
  3. Aprenderás a ser responsable. ¿Todos te llaman el flojo o vago de la casa? ¿Nunca antes has recordado la fecha de cobro de los servicios básicos? ¿Nunca te levantabas temprano solo? Cuando vives solo te das cuenta que nadie más las hará estas cosas por ti y que necesitas ejercitar tu músculo de la responsabilidad que llevaba años dormido. Es verdad que podrías fracasar al principio, pero créeme, tarde o temprano la responsabilidad hará que te despiertes temprano, o recuerdes el día que pasa el recolector de basura.
  4. Aprenderás nuevas habilidades. La necesidad es el mejor maestro. Si no fuera porque necesitaba comer, quizá nunca hubiera aprendido a cocinar. Este será el momento en el que descubras todas las que cosas que puedes hacer y que no habías imaginado.
  5. Inspiración y deseo de trabajar. ¿Te ha pasado que comienzas un nuevo proyecto y te llaman a comer? ¿O te dan lata porque no sacaste los vasos del cuarto? ¿Qué hay de que tu hermano aparezca para tomar tus pertenencias? Todas estas situaciones serán cosa del pasado cuando vives solo. Ya no habrá personas que te distraigan cuando estés a punto de empezar un nuevo proyecto. ¡El cielo es el límite!
  6. Descubre la libertad. ¿Sabes cómo se ve la vida que quieres vivir? Vivir solo te ayudará a descubrir cómo se ve la vida que anhelas tener. Cuáles serán tus horarios, tus costumbres. Qué te gusta desayunar, y qué no.
  7. Tener tu propio espacio te hará sentir seguro. Día largo, discutiste con alguien, has pasado horas conviviendo con amigos. Sea lo que sea que te drenara energías déjame decirte que la paz que sentirás al llegar a ese lugar que es solo para ti, donde están las cosas a tu manera, donde la vida se vive a tu ritmo no tiene comparación. ¡Hola descanso!
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Silencios

Hay silencios incómodos que se sienten como hiel. Que se deslizan sobre nosotros y desdibujan lo que fuimos, lo que podríamos ser.

Días turbulentos, de mareas de emociones, confusiones, incertidumbre.
Vacíos, inseguridades que afloran a la superficie. Taciturnos, solitarios.

Soy un ente inerte, agonizante, desconectado de todos, con miedo a crear lazos que podría perder. Con miedo a conectar con la persona equivocada y terminar engañada, usada. Soy un ser añorando amor. Sola. Solo sola.

Y por otro lado, hay silencios que son calma, necesarios, vitales. Que nos recargan, que nos devuelven perspectiva y se transforman en puente entre dos ideas.

Estoy sola en el silencio de las horas que acaecen sobre mi, del tiempo que transcurre, que avanza como las gotas de lluvia al otro lado de la ventana. Estoy sola en este limbo, en este punto medio entre lo que existió y lo que ya no está.

Hay silencios huecos, como cuevas sin salida. Hay silencios que cubren el espacio, que cubren las habitaciones. Hay silencios vacíos de vida que me recuerdan que ya no estás.

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Abrazar la soledad

Un viaje para aprender a estar solo.

Hola soledad, que bonitos son los momentos contigo. De vez en cuando pienso en esto y me sorprendo a mi misma.

Hace unos años atrás no soportaba la soledad. Me desesperaba, me sentía ansiosa, angustiada cuando estaba sola, cuando no tenía con quien hablar o cuando nadie respondía mis mensajes.

Me había inventado que estar sola significaba que no le importaba a nadie y que no era valiosa. Pensaba que mi valor como ser humano dependía completamente de la cantidad de personas que tuviera a mi alrededor, la cantidad de admiradores, seguidores, amigos, personas a quien contarle cosas y que me podrían responder.

Luego comencé a trabajar en mi misma, en mis pensamientos y sentimientos. Fue un proceso largo (y aún no termina) y en este tiempo he aprendido a sentirme bien con la soledad, a estar bien conmigo misma.
Aprendí a transformar los momentos de silencio y la abstracción en mis mejores amigos.

¿Cómo trabajas en estar solo?

Estas son algunas cosas que me han servido para lidiar con la soledad, disfrutar del tiempo conmigo misma y no morir en el intento.

  1. Busca alguna actividad que puedas hacer solo y disfrutes: Empieza haciendo una lista de todas las actividades que se te vengan a la cabeza que una persona puede hacer sin otros. Y si no se te ocurre nada ¡Googlealo! Esta lista no solo será una motivación, también será una tentación de esas cosas maravillosas que podrías hacer.
  2. Anota todos los beneficios de estar solo: Una lista con todos los beneficios de pasar tiempo a solas me ayudó a tener una motivación para arriesgarme a pasar tiempo sin compañía. Saber que iba a mejorar como persona era una de las motivaciones que me repetía frecuentemente para continuar en este viaje.
  3. Analiza qué es lo que más te da miedo de estar solo: Así fue como empecé a curarme. Tengo la costumbre de hacer diarios, en ellos tomaba notas de mi experiencia con la soledad: qué es lo que me molesta, porqué me molesta, a qué le tengo miedo. El conocimiento es poder, sobre todo cuando se trata de auto conocerse.
  4. Haz esas cosas que te da pena intentar frente a otros. Desde querer ser cantante, podcaster, modelo, comediante, o artista. La soledad es el escenario perfecto para indagar en esas cosas que anhela tu alma hacer y que te da vergüenza que otros vean. Toma el tiempo contigo mismo como esa oportunidad para explorar aquellas cosas y descubrir cuánto te gustan realmente sin los ojos de otros encima.

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Soledad

Soy habitante de la nada, del vacío. Soy soledad y miedo. Mi alma es presa de la tormenta de inseguridades en las que se engendró mi corazón.

Nací en el miedo, crecí en la ansiedad. Habito en una nación de terror y angustia.

Aún no te he dicho lo obsesionada que estoy con los romances con finales tristes, con los dramas y los corazones rotos. Aún no te he dicho como mi mente se excita con las historias turbulentas, y el horror.
Perdóname si un día me rompo, perdóname si un día te destruyo.
No me encuentro a mi misma.
Solo soy la angustia por destruir todo.

Soy un ente inexistente al otro lado de una conversación en Internet. Y no tengo nada que ofrecer más que soledad a quien me toque.