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#2: La última vez que me rompieron el corazón

En este capítulo cuento cuándo fue la última vez que me rompieron el corazón, hago una lista con todas las veces que me rompió el corazón mi última relación, hablo sobre la ruptura de Shakira y Piqué y doy 5 consejos que hubiera querido escuchar después de mi última ruptura.

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Formas de Decir Te Quiero No. 5

Existen pequeños actos que dicen más que mil palabras (y algunos de esos actos llevan unas vcuantas palabras 😅). Hay situaciones que nos recuerdan el cariño que pueden tener con nosotros las personas que nos rodean: padres, amigos, familiares, hermanos, y hasta nuestra de nuestra mascota.

Cuéntame tú manera de expresar lo que sientes. 👀

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Rendidos de amor

Estás tendido a mi lado, rendido de amor y eso es lo único que necesito para sentirme plena.

Estoy tendida junto a ti, junto a tu pecho que lo único que me brinda es calor. Y esto es todo lo que necesito para sentirme feliz.

No cabe la dicha en mi cuerpo y mi cabeza no es capaz de imaginar palabras que describan el gozo que siento. Y de mis labios solo brota la palabra amor.

No quiero ver otra cosa que no sea ti, no quiero imaginar una vida sin ti. Y junto a ti mis brazos solo pueden dar calor.

Hemos pasado en esta danza semanas, días y cientos de horas. Y la llama que recorre mi cuerpo cuando te veo se enciende más a cada instante.

¿Qué es el amor sin tu voz? ¿Qué hago con mi amor si no está tu calor?

¿Qué haría mi alma sin tu fuego abrazador?

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Retrato de una relación Tóxica

*Este es un post que escribí en septiembre para el blog español Sex Love Luck.

A los 18 años me creía ganadora de la lotería: salía con el prototipo de rockerillo rebelde con el que casi todas las chicas han soñado estar. Aquella relación duró cerca de 4 años y fue lo más cercano a ser atropellada, cada noche, por un camión.

Muchas veces me encontré cuestionando nuestro noviazgo: «¿es verdad lo que dijo?¿estará con otra? ¿qué debo hacer para que me prefiera? ¿qué tienen ellas que me falte? ¿algún día un hombre “bueno” se fijará en mí? ¿quiero compartir el resto de mi vida con él?» o, más simple: «¿por qué sigo en una relación con él?»

Corrían mis 19 años cuando descubrí a “mi novio” teniendo amoríos con una larga y diversa lista de mujeres, pero a pesar de sentir paranoia y desconfianza continuaba aferrada a él. Había mal aprendido de historias románticas que para amar a alguien se requiere “luchar” y cómo las mujeres perseverantes logran “transformar” al hombre patán e infiel en un príncipe azul.

Hicieron falta 3 años para entender lo insano que es justificar la infidelidad en los “errores” de la pareja. Y necesité muchas malas noches para reunir valor y aceptar la miseria que me producida su compañía.

Los malos momentos eran más comunes que los recuerdos divertidos. Me daba vergüenza hablar de mi relación amorosa con otras personas porque sabía lo tortuosa, dramática y humillante que era. Comprendía que este muchacho impulsivo e impredecible estaba predispuesto a fallar.

Durante las noches “buenas” las bromas sarcásticas se convertían en gritos; ambos intentábamos ganar la batalla a costa del otro. En los días malos él se hartaba de mi incredulidad, sus mentiras de preescolar habían perdido efecto; y lleno de ira daba media vuelta, agarraba un taxi y se marchaba.

A pesar de las situaciones desesperantes tenía miedo a alejarme y perder los beneficios de su compañía, la soledad parecía ser peor consorte. Me había convencido que existían muy pocas posibilidades de encontrar a alguien mejor. Era adicta a librarme de la culpa de nuestros problemas justificando que mis errores eran consecuencia de sus infidelidades y mentiras.

Me faltaba sentido común y madurez para entender que el amor, el respeto y el compromiso deben estar presentes como pilar en la dinámica de pareja, y que sin ellos, la convivencia entre ambos iba apresuradamente hacia un precipicio.

Pasaron muchos años hasta que fui capaz de ver todas las banderas rojas que mi relación lanzaba frente a mi rostro.

Con estas señales, ¿cuánto tiempo te hubiera tomado entender que estabas en una relación tóxica?

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Cuentos de la niña roja a la Paloma incorrupta sobre la muerte

Ella, vestida de blanco, radiante como el sol, mi amadísima doncella.

“Vuelven a mí las palabras extrañas de la mujer de labios rojos.
Como cada noche.”Domingo 9 Enero 2011

Entre la fatiga de lo conocido y lo excitantemente desconocido aparece la niña, de alma roja, que se había disfrazado de mujer. Llega a ella la Paloma, amante de sueños perfumados para escuchar los desvaríes que le ofreció hace tanto la pequeña.

Jueves 20 enero 2011
Debo arreglar mis maletas, pensaba casi maniáticamente mientras deambulaba por la casa.
Una pequeña molestia rondaba mis ideas. He dejado preparadas las pastillas.

Sostenía por vez primera el cirio entre los brazos.
La luz del mundo.
Iniciábamos el rito de vida y muerte.

“En un instante, en un pestañear de ojos, al toque de la trompeta final.”

El comedor se encuentra tenuemente iluminado por las luces del jardín, juegan las sombras entre sí, conmigo.
Después del paseo con los tomates frescos me he encontrado con una pelota de sal altanera, imposible de esquivar, imposible de escupir, solo ha quedado la opción de tragarla entera.

Amor desesperado de noches de pasión estúpida, de noches desquiciadas.
Ha quedado en silencio.

Silencio. Santísimo silencio del claustro secreto.
Silencio abrazador, cálido. Temeroso de convertirse en locura, en llanto desesperado.
En miedo a la oscuridad.
A lo lejos se perciben las cigarras, los grillos, los hombres mayores tosiendo.

Se escuchan tragos profundos y tenues. El tanque de agua comienza a vaciarse.
El último ruido fue de las palmadas de inicio.
La bofetada del despertar.

Ven y llámame, sedúceme como nunca lo has hecho. Quizá si lo hiciste, pero preferí ignorarlo. Pídeme ser tu esposa, que pretendo aceptar. Júrame amor eterno, felicidad.
Quisiera hablar contigo y creer tus palabras, ser completamente tuya.
La fiesta empieza en el silencio de la novia, que aguarda con ansias el llamado del amado.
La pereza la fatiga, el desgano. El sentimiento del deber no cumplido.
Soy una contradicción única, una paradoja intensa. Lo negro absurdo dentro de lo blanco.

Viernes 21 enero 2011

Empiezo a dudar de nuevo. ¿Qué hago aquí?, ¿qué hago, metida en cualquier lugar?
No armo nada bien, ni lo bueno ni lo malo.
No tengo las fuerzas para disfrutar ni de lo correcto, ni del pecado.

Equivocada, el error es mi droga favorita. Desencajando por pasatiempo.

Perdí uno de mis colmillos en una pelea callejera. Era yo la prostituta de peluca roja que pretendía arrancarle los aretes a la mujerzuela del vestido de leopardo.
Olvidé mis zapatos bajo alguna cama, dejé mis medias negras tiradas en el baño del monstruo de media noche.

“Y si yo diera los bienes de mi casa por el amor,
solo encontraría el desprecio.”

Ha llegado la hora que pretendía negar. El momento de enfrentarse al amado cara a cara. De confesarle las ofensas, las puñaladas que le proferí. De pedirle perdón.
Espero acongojada su desprecio. Su desplante, su rechazo. Tiemblo bajo la idea segura de no ser perdonada por mis errores conscientemente cumplidos. Repetitivamente realizados, osadamente divulgados.

Ha venido a verme sin avisar. Firme en la decisión de aclarar las cosas. Mirar sus ojos ha sido como volver a respirar aire puro después de mucho tiempo de intoxicación. Ansío continuar en este estado, continuar junto a él en el cortejo.

Domingo 23 enero 2011

A ratos olvido, a ratos recuerdo.

Llevo en mi bolso el cepillo de dientes desde tres días atrás, soy como una vagabunda contabilizando las porciones de medias cantidades que debo gastar. Mendigando pápeles de baño, regalándolos en un instante de euforia y frenesí.

Mis maletas, continuo repitiéndome maniáticamente, esperando que así la conciencia despierte.

Dos dólares, un suspiro, un gemido. Un instante de depresión y el show continúa.
Me ha seducido por un instante, pero continúo siendo irracional, débil humana y como la cera de las velas al alejarse de la flama, me enfrío.

Diez minutos encerrada en un baño, me ahorcan las ideas de volver a volar.
Brillan mis sueños tras olas incompletas de los susurros del amado.
Entre ratos grita, entre ratos calla probando mi amor.

Hoy he reído a su lado, después de casi un año de estar escondida bajo las sábanas sin querer mirarle la cara. Hoy soy discreta, soy la niña de sus ojos. Hoy soy fuerte, indiferente. Miento, enfrentando los monstruos de noches lejanas, cobijándolos.
Hoy parezco ser lo que él pretende de mí.

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Declaraciones

Suelo dar declaraciones privadas.
Muestras de cariño,
Muestras de deseo.

Suelo mostrarme sin tapujos,
Amante del amor,
No del cuerpo.

Estoy enamorada de la sensación.
De la emoción del corazón.
Estoy enamorada de la adrenalina,
De las ansias de la vida.

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La Historia de una Virgen

Desesperada cuenta un cuento la joven,
Agotada de amar a un ser sin Dios,
Sangrantes sus labios musitan la condena de su corazón,
Confusa entre el bien y el horror.

Él acaricia esa costilla a la fuerza compartida,
Ella en la sombra hecha su don.

Cuenta ella pura el negro olor,
Sometida a un bellísimo cruel Dios;
Lleva ya muchos siglos mirando un reloj,
espera que su amo la estreche con compasión.

Cuenta la ilusa su martirio de desamor.
Él nunca será de ella,
Ella nunca dejará su cruel amor.

Ahora solo pide perdón…
En el silencio busca alejarse del predador.

Nunca se irá.
Nunca libre será.

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