Despedida
Luego se rompe la burbuja y nos damos cuenta que lo único seguro en la vida es que todos vamos a morir.
Y así pasa. Las personas se van.
Luego se rompe la burbuja y nos damos cuenta que lo único seguro en la vida es que todos vamos a morir.
Y así pasa. Las personas se van.
Estoy sumergida en el silencio de la noche mientras él acaricia, con lujuria, mi cuerpo. Parece que estoy inconsciente, embriagada, por sus besos.
Soy yo, desnuda, llorándole a la luna. Voy a olvidarme del color de tus ojos con sus besos. Voy a deshojar, nuevamente, tu recuerdo en los brazos de alguien más.
Podría configurar mi vida para que te siga la pista. Podría configurar mi voz para que hable en el mismo tono que tu. Y al final del día todo sería vacío.
Podría olvidarte, quererte y volverte a olvidar las veces que sean necesarias para curarme. Pero eres un veneno que parece no tener cura. Un dulce suspiro que invade todo mi cuerpo letalmente, me hace estremecer y desear más. Gritar y volver a desear más.Volver a tener ganas de ti.
Estoy sumergida en el silencio contemplando sus ojos, derritiendome con su amor. Ese amor tan distinto al tuyo y al de todos, ese amor que solo puedo palpar en el silencio de la noche de una vieja y desgastada habitación.
Estoy mirando por la ventana, aullando desesperadamente. Aullandole a luna. Añorando que vuelvas.
Lento:
¿Cuanta ira puede acumular el cuerpo?
Me detengo un instante a escuchar al viento buscando mi propia catarsis.
Rápido:
Y la adrenalina me destroza los nervios, siento nauseas. Mis sentidos están atiborrados de ira, de desprecio. Quiero huir. Empiezo a caminar en círculos desesperada, ansiosa. Tengo los ojos llenos de lagrimas de ira. Estoy infestada de fastidio.
Rápido:
Escucho el murmullo de los transeúntes más allá y mi corazón late con más fuerza. Quiero escapar de todos, dejar que me consuma la soledad. Llevo las mejillas bañadas en lagrimas, la frustración hace un nudo en mi garganta, mi estómago da vueltas. Pateo las piedras que veo cerca de mí, tiro de mis cabellos, aruño mis brazos, muerdo mis labios.
En mi cabeza corren, en círculos, ideas sin sentido; destructivas. Necesito tomar venganza contra él y pensando en todas las ideas frustrantes mis ojos se colman de lágrimas hasta estallar, mi rostro se pone colorado. El tiempo pasa muy lento, muy rápido. Hay un millón de palabras que no puedo pronunciar, tengo las manos necesitadas de contacto, de destrucción.
Las ideas golpetean mi cerebro desesperandome, aturdiendome, cansandome. La histeria no se calma. las ganas de venganza no se quitan.
Lento:
Rápido:
Trago una inmensa bocanada de aire que corta mi garganta como si estuviera compuesta por vidrio. Me tiembla irracionalmente el labio inferior. Me colma la angustia. Las lágrimas no cesan, no puedo detenerme, no puedo dejar de caminar, de llorar, de tirar de mis cabellos. Me hace falta aire en los pulmones, me hacen falta fuerzas para terminar con todo.
(El Fín…)
Hoy por fin el santo cordero envenenado murió.
Adiós amada,
Adiós amor.
La muerte para mí nunca bastara,
Y añorándote en aquella vida andaré sin pensar.
Hoy por fin todo el dolor de verte agonizar acabo,
Y junto a la dicha de no verte llorar esta la margura de no tenerte aquí jamás.
Adiós amada,
Adiós amor.
Y algún día preciosa el sol va a salir,
Reiremos de nuevo;
Yo contigo,
Tú junto a mí.
Despues que los mil soles caigan el mundo volverá a Nacer.
Cosas que no se van,
Cosas que no se mueren…
Tú, amante insaciable me gritas con tu hermosa voz,
Yo, asesina indomable me encierro a llorar.
Cosas perdidas,
Cosas que no queremos aun alejar.
Mientras tanto seguimos disfrutando del dolor y la sangre,
De la venganza mil veces cruel.
Te amo maldita, y escondida de mi misma me hecho a llorar,
Me amas perdida, y en un hueco te dejas matar.
La Fantasía se rompe aquí,
Y tus mugrosos ojos sangran al vivir.
Miras como virgen la luz del sol,
Y muerta caes ante su maldito color.
Y que me queda en este lugar, nada, malditos huecos, maldita soledad. No estás ahora y nunca estarás, acompáñame te pido, llévame a pintar. No quieres ahora, ni nunca querrás. Muerte entonces púdrete y déjame en paz. Necesito tus manos, esas que no me quieres dar, y las palabras no sirven de nada, y gritar jamás servirá.
Estas tranquilo lejano a este maldito lugar, me das consuelo, consuelo que no quiero escuchar.
Aléjate maldito déjame llorar. Que te odio por necesitarte, que te necesito para respirar.