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La Historia de una Virgen

Desesperada cuenta un cuento la joven,
Agotada de amar a un ser sin Dios,
Sangrantes sus labios musitan la condena de su corazón,
Confusa entre el bien y el horror.

Él acaricia esa costilla a la fuerza compartida,
Ella en la sombra hecha su don.

Cuenta ella pura el negro olor,
Sometida a un bellísimo cruel Dios;
Lleva ya muchos siglos mirando un reloj,
espera que su amo la estreche con compasión.

Cuenta la ilusa su martirio de desamor.
Él nunca será de ella,
Ella nunca dejará su cruel amor.

Ahora solo pide perdón…
En el silencio busca alejarse del predador.

Nunca se irá.
Nunca libre será.

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Soliloquios

“Cuando, entre tantas personas,
me puse a pensar sola mil palabras que antes no hubiera sido capaz cavilar,

Cuando recordé cuentos,

Cuando recordé historias.
Cuando tome entre mis manos jóvenes mi pasado y lo empecé a amar con todas las fuerzas de mi corazón”
“Para ambas que en un extraño momento se convirtieron en una sola”

Martes, 23 diciembre 2008

Viviendo con el corazón: Maldita traición.
Ahora solo quiero la verdad.
Miércoles 24 diciembre 2008

La libertad de nuestros sentidos,
La placida agonía de la soledad,
De esta soledad que solos nos hemos dado,
Que solos nos hemos impuesto.
Soledad que nos resignamos a amar,
A vivir,
A sentir sin un pequeño rastro de piedad,
Sin piedad para nuestro iluso corazón.
Hoy vivimos la vida con locura y pasión,
Con ternura ingenua,
Con lujuria desbordante,
Con autoridad.
Mi existencia es mía;
Querido mundo,
Para ti son mis agonizantes suspiros,
Mis lamentos que se alejan.
Soy quien soy,
Soy fuerte por ti,
Por ti que te has dado a mi,
Por ti que me has dado la oportunidad de ser feliz.
Conozco hoy entonces el sentido de mi latir,
Mi estúpido latir que no entendía.
El latir de la tierna que me dio la vida,
El latir de la sangre que corre,
El latir de esa sangre pura que se alejo,
Y tus ojos bellos con ella,
Y tus ojos tiernos con ella.
Donde estas ahora tierna mía?
Amándome, siempre dirás.
Quizá no acepte la realidad,
Yo necia e inmadura.
Quizá no me resigne a amarme sin mas,
Yo ingenua que si te amo me debo amar.
Por ti es todo, tierna mia,
Por ti que me dejaste vivir sin preguntar.
Me diste lo que mas valorabas,
Y ahora a mi que me toca dar?
Daré mi alma por las sonrisas,
Daré mis manos sin más,
Manos creadoras de belleza,
Manos creadoras de abismos sin igual.
Por tu sonrisa dare mis lagrimas,
Po tus lagrimas debería aniquilar.
Tierna mia,
Corazón sin juicio.
En ti, señora poderosa me complazco mas,
En ti tierna dictadora puedo notas imposibles entonar.
Voy tras de ti,
Y para tocarte mis ideas obtusas debo relegar.
Para acercarme a ti mis lamentos sin sentido quemar,
Tu que por mi lo diste todo, y aun mucho mas.
No pensaste en ti querida tierna,
Y tus preciosas manos fuiste capaz de entregar.
Y el mundo entero te necesita;
Tu fuerte que me intentas mostrar como amar.
Escucho tu voz tan distante,
Tan próxima y me regocijo más.
Vuelves a mi pequeña fantástica,
Vuelves a nacer en esta insensata sociedad.
Quien entendería tu amor sin medida,
Nadie jamás.
Mundo frívolo que no conoce nada,
Estúpidos que no saben que es amar.
Y sigo hablándome a mi misma una y otra vez mas,
De ti me hablo tierna.
Para entenderme a mi misma,
Para aceptar porque amar a los demás.
El viento corre furioso nuevamente hacia mi,
Me incita a volar sin ti,
A correr por el,
A ser por el.
¿Y a quien debería escuchar yo entonces bella?
A ti hermosa,
Solo a ti,
Todo por ti.
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La voz que voz que siempre me acompaña III

(4 de Diciembre de 2008)

Y el mundo entero no significa nada,
Y su rostro es cada vez más estúpido,
Y yo cada vez soy más estúpida.
Aunque ni tú, ni yo lo queramos pequeña.

Y gota a gota la negrura de mis ojos se pierde más;
Y a él no le importa,
Y a él nunca le importará.
Sólo a mi dulce voz de siempre.

Sólo espero ahora lo peor.
Y la respuesta a su pregunta siempre será sí.

El último abrazo fue el adiós,
Me lo repite la voz que siempre me acompaña.

Ahora estamos tú y yo otra vez,
Sentadas,
Yo sufriendo,
Tú amándome,
Como siempre amándome.

¿Qué más puedo esperar día tras día de ti pequeña?,
Amándome, siempre porque soy tu locura.

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La voz que voz que siempre me acompaña II

(4 de Diciembre de 2008)

Hoy,
Sentada aquí,
No soy la misma de siempre,
Y no lo volveré a ser jamás.

Hoy aquí, he perdido tanto,
Y aún no lo puedo olvidar.

Y él allá,
Tan tranquilo,
Tan insensible.
Le pregunto a él una y otra vez porque no lo debería detestar,
Detéstalo,
La voz de siempre me dice.

Cumpliendo mis fantasías de destrucción,
Cumpliendo mis deseos de dolor.

Sólo espero haber teñido su piel,
Así como él fue capaz de teñir la mía.

Sólo deseo que sus ojos vean lo que yo.

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La voz que siempre me acompaña I

(4 de Diciembre de 2008)

Mi respuesta a su pregunta es sí.

Levanta la cara bella,
Dice la voz que siempre me acompaña.

Y gota a gota la negrura de mis ojos se escapa.

Se pierde entonces la sinfonía de la vida,
Se va entonces la pequeña hada…

Si supiera como sentir dicha todo sería mejor,
Si supiera como matarlo quizá ahora no sufriría por su maldito amor.

Y mis ojos buscan ese cariño en sus ojos,
Ese cariño que no existe,
Para mí.
Ese cariño que no existirá.

Para él todo es fácil,
Él, fuerte, que contra el mundo puede solo.
Para mí cada cosa es una muerte más,
Yo, débil, que con mi vida no puedo lidiar.

Hoy,
Con la vida hecha mil pedazos él me pide que me vaya.
Hoy,
Sin motivo ni razón,
O quizá con ellos,
Me di cuenta que es mejor dejar de mirarlo.

Hoy no veo nada donde sea que él esté.
Hoy aquella marca duele más.
Hoy ni el magenta me da vida.
Hoy ni el veneno me puede matar.

Mi respuesta a su pregunta seguirá siendo sí,
Hasta que amanezca,
Hasta que llegue el ocaso,
Hasta que el sol deje de brillar.

Y entonces ese día la voz de él morirá.

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La voz que voz que siempre me acompaña IV

(4 de Diciembre de 2008)

Y hoy, en el mismo estúpido lugar de siempre,
Tomé aquella botella,
De nuevo para intentar morir.

–¿Qué puedo hacer para que te sientas mejor?– Dijo él.
–Dejarte matar– Me dijiste tú.
–Amarme– Pensé.
–Morir– Dije.

Así todo sería más fácil,
Así seguirlo queriendo no dolería tanto.

–Deja de llorar bella mía– Me dijo la voz que siempre me acompaña.
Y a él nada lo inmutó,
No se dio cuenta, no le importó mi dolor.

Por primera vez en mucho tiempo vuelvo temprano a casa.

–Te quiero– Dice él.
–Olvídalo– Me susurra la voz que siempre me acompaña.

Y a pesar de todo su cariño, todo seguirá igual.

–No quiero perderte– Dice él.
–Mátalo– Dice ella.

Y floto en sus voces paralelas, uniformes,
En sus voces que se juntan terriblemente y se separan,
En sus voces que ya no entiendo, que pierden sentido
Me hablan en un idioma que extraño, me confunden.

–Eres especial para mí– Dice él.
–No le creas– Dice ella.
Y solo muero lentamente, y solo muero en soledad.

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Sueños de Zarzuela

Amor mentiroso tus manos entregas,
Ruiseñor falso tus cantos me das.

Silencio.

Quedas bello,
Fecundo de vida asquerosa,
Quedo sola,
Estéril de sueños para tu memoria.
Avanzas a la opera odiosa,
Quedo sola.

Viejo hermoso,
Yo petulante embarazada horrorosa.

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Él II

Hoy le pido a él me deje morir,
Hoy le suplico me deje ir.

Él no me lo permite,
Él no me deja huir.

Él mueve mi vida a su antojo,
Él me seduce a su baile enfermo de crueldad.

Hoy lloro junto a sus pies,
Hoy el me ata para que no intenta volver a escapar.

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